jueves, 30 de diciembre de 2010

Soñar es una de las experiencias más misteriosas y curiosas de nuestras vidas

Soñar es una de las experiencias más misteriosas y curiosas de nuestras vidas ... su importancia, interpretaciones y significados han sido objeto de numerosos estudios y análisis a lo largo de la historia … durante la época romana, algunos sueños se presentaban al Senado romano para su análisis e interpretación ya que se creía que los sueños eran mensajes de los dioses ... Los intérpretes de sueños llegaban a acompañar a grandes militares en las batallas … incluso hoy día, muchos consultamos decisiones con la almohada y sabemos que muchos artistas desarrollan sus ideas creativas interpretando sus sueños ..., Pero ¿qué sabemos acerca de los sueños? ... Aquí tenemos algunas curiosidades interesantes sobre los sueños … y los que soñamos …
1. Olvidamos el 90% de nuestros sueñosA los 5 minutos de habernos despertado se habrán olvidado la mitad de los sueños y, al cabo de 10 minutos, se habrán olvidado cerca del 90% ... por eso, si queremos recordar nuestros sueños, se recomienda tener lápiz y papel cerca de nuestra mesita de noche …

2. Los ciegos también sueñanLa gente que se quedó ciega después de nacer pueden ver imágenes en sus sueños y las personas que nacen ciegas no ven imágenes, pero sus sueños son intensamente vivos en los que participan otros sentidos como el oído, olfato, tacto y las emociones …


3. Todos soñamos
Todo el mundo sueña (salvo en casos de extremo desorden psicológico) … si eres capaz de pensar es señal de que no estás soñando, o de que estas despierto y acabas de olvidar tus sueños ...



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4. En nuestros sueños, solo vemos caras, que ya conocemos
Nuestra mente no inventa nada - en nuestros sueños vemos rostros reales de personas reales que hemos visto durante nuestra vida, pero que puede que no recordemos ... A lo largo de nuestra vida observamos las caras de miles de, así que disponemos de un buen suministro de rasgos faciales en nuestro cerebro para que se utilicen durante nuestros sueños ...


5. Soñamos en color
Un total del 12% de lo que soñamos es en blanco y negro, el resto del sueño es a todo color ... Estudios desde 1915 hasta la década de 1950 sostenian que la mayoría de los sueños eran en blanco y negro, pero estos resultados empezaron a cambiar en la década de 1960 ... Hoy en día, sólo el 4,4% de los sueños de los menores de 25 años de edad son en blanco y negro. Investigaciones recientes han sugerido que los resultados cambiantes pueden estar relacionados con el cambio tecnológico producido en nuestra historia reciente del blanco y negro a la televisión a color …


6. El significado simbólico de los sueñosLos sueños son simbólicos, cada elemento del sueño significa algo diferente y si soñamos con algún tema en particular no es habitual interpretar que el sueño sea acerca de eso . Los sueños hablan en un lenguaje profundamente confuso y esconden múltiples mensajes encriptados o simbólicos. Cualquiera que sea el significado que interpretemos es el resultado de las representaciones simbólicas de los numerosos procesos que se gestan en nuestro inconsciente ...


7. EmocionesLa emoción más comunes que experimentan en los sueños es la ansiedad y lamentablemente las emociones negativas son más comunes que las positivas ...


8. Sueños recurrentesSi bien el contenido de la mayoría de los sueños es soñar sólo una vez, muchas personas experimentan sueños recurrentes, es decir, el relato del sueño mismo es experimentado en diferentes ocasiones de sueño. Hasta el 70% de las mujeres y el 65% de los varones pueden tener sueños recurrentes ...


9. Los Animales también sueñan
Se han hecho estudios sobre diferentes animales, y todos ellos muestran las mismas ondas cerebrales durante el sueño que muestran los seres humanos ... cuando vemos un perro que mientras duerme mueve sus patas o produce algún ladrido seguramente se encuentre soñando …


10. Los estados de Parálisis
El Movimiento ocular rápido (REM) es una etapa normal del sueño que se caracteriza por movimientos rápidos de los ojos … el Sueño REM en humanos adultos normalmente ocupa un 20-25% del sueño total, alrededor de 90-120 minutos de una noche de sueño.
Durante el sueño REM el cuerpo está paralizado por el cerebro con el fin de prevenir los posibles movimientos bruscos que se podrían producir en esta fase del sueño, y que podrían causar algún daño físico ... Sin embargo, es posible que este mecanismo también se active mientras se despierta el cerebro antes, durante o después de un sueño normal …


11. Interpretación de estímulos externos 
Nuestra mente también interpreta los estímulos externos que nos producen nuestros sentidos cuando estamos dormidos y hace de ellos una parte de nuestros sueños. Esto significa que a veces, en nuestros sueños, oímos un sonido de la realidad y lo incorporamos de una manera similar. Por ejemplo, si soñamos que estamos en un concierto, mientras alguien está tocando la guitarra …


12. Los hombres y las mujeres sueñan de forma diferente 
Los hombres tienden a soñar más con entornos y situaciones en los que interactúan con otros hombres ... Alrededor del 70% de los personajes en el sueño de un hombre son los otros hombres. Por otra parte, el sueño de una mujer contiene casi un número igual de hombres y mujeres. Aparte de eso, los hombres suelen tener emociones más agresivas en sus sueños que el sueño femenino ...


13. Los sueños premonitorios precognitivos
Los resultados de varias encuestas entre los conjuntos de gran población indican que entre 18% y el 38% de las personas han experimentado al menos un sueño premonitorio y el 70% han experimentado un déjà vu ... El porcentaje de personas que creen en los sueños precognitivos ( intuir el futuro a través de los sueños ) es aún mayor, y van desde el 63% al 98% … no es de extrañar el conocido dicho popular que todos hemos oido o pronunciado alguna vez cuando se trata de tomar decisiones importantes … Lo consultaré con la almohada …

El lenguaje corporal en situaciones de la atracción entre dos personas


eneralmente en las revistas comunes se habla del lenguaje corporal de la atracción dividiéndolo en dos factores vitales: la postura espejo y el movimiento eco. La primera sería cuando la otra persona adopta la misma posición que uno y la segunda es cuando el otro copia el movimiento de uno. Mientras que los dos juegan un rol, los investigadores sugieren que no son importantes los movimientos individuales sino los patrones de movimiento lo que nos cuentan la historia de atracción entre dos personas.
Un estudio publicado en la revista Journal of Nonverbal Behavior analiza el comportamiento de dos personas que se atraen, en especial el lenguaje corporal, no verbal de esas personas. Para eso analizaron videos de personas que se conocían por primera vez. La interacción entre ellos fue grabada en video desde detrás de una pantalla. Luego se le preguntó a los participantes que tan factible sería que fuesen a una cita con la persona que acababan de conocer.
Los videos fueron analizados categorizando los movimientos de la cabeza, hombros, brazos, manos, tronco y piernas. Esta información fue luego corrida bajo un programa de ordenador en busca de patrones. Fueron encontrados aproximadamente 4000 patrones de comportamiento no verbal.
Contrariamente a lo que se había visto en estudios anteriores, la atracción fue predicha por patrones de sincronización y no por simples imitaciones de lenguaje corporal. Lo que surgió de los resultados fueron estructuras rítmicas de movimientos sincrónicos, patrones de movimiento corporal que la gente adoptaba. En común con estudios anteriores, esta investigación descubrió que era la mujer la que tendía a comenzar y controlar esos patrones. Y ciertamente mientras más interesaba estaba una mujer por un hombre, más complicados se volvían los patrones de movimientos.
Así que en conclusión las parejas potenciales prueban su compatibilidad de forma no verbal construyendo sinfonías de lenguaje corporal, con las mujeres como principales conductores. Considerando la complejidad de esta descripción, es bastante claro por qué la sincronía de movimiento nunca es comentada en las revistas de modas, a pesar que es probablemente lo más cercano a la verdad de cómo la atracción no verbal es negociada.
Vía | PsyBlog

En las fotos de desnudos, los hombres miran primero el rostro


Después de todo es verdad lo que los hombres le dicen siempre a las mujeres: “lo primero que miro en una mujer es si tiene rostro bonito”. Al menos eso confirma un estudio publicado en la revista Hormones and Behavior.
Uno esperaría que los hombres y mujeres miren las fotografías sexuales de una forma diferente, pero lo que descubrió este nuevo estudio es quelos hombres, más que las mujeres, son los que tienden más a mirar primero el rostro antes que otras partes del cuerpo desnudo.
Incluso las mujeres que participaron en el experimento, tendrían a pasar más tiempo que los hombres mirando las imágenes de parejas teniendo relaciones sexuales.
Pero tanto hombres y mujeres miraban de la misma forma los genitales, dijo Heather Rupp, líder del estudio, del Kinsey Institute for Research in Sex, Gender and Reproduction de la Indiana University.
Vía | LiveScience

Buscan en la genética el origen de la felicidad humana

os genes podrían ser responsables, en un 50%, de nuestro optimismo


De un tiempo a esta parte, diversos investigadores han intentado encontrar el origen genético de la felicidad humana, es decir, los genes que favorecen el optimismo y el bienestar. Ahora, científicos de la Universidad de Tel Aviv tratan de identificar exactamente los genes que hacen que nuestra percepción de las cosas sea más positiva o más negativa. En paralelo, investigan también con las aplicaciones de la llamada “psicología positiva” en el tratamiento de pacientes con trastornos neurológicos. Todo en un esfuerzo por aplicar la felicidad a la medicina clínica, y por entender el substrato genético de la dicha para, tal vez, algún día ser capaces de rediseñarla genéticamente. Por Yaiza Martínez.



Niño jugando. Fuente: Wikimedia Commons.
Niño jugando. Fuente: Wikimedia Commons.
La búsqueda de la felicidad caracteriza a la condición humana a pesar de que, para aquéllos que sufren estrés, problemas graves o enfermedades crónicas resulte difícil tener una visión positiva de la vida. 

Sin embargo, la felicidad es esencial para la salud, aseguran los científicos. Por eso, investigadores de la Universidad de Tel Aviv trabajan actualmente en dos direcciones: intentando descubrir el gen de la felicidad, por un lado, y potenciando la felicidad en individuos con trastornos neurológicos, a través de talleres de una rama de la psicología denominada “psicología positiva”

Según publica dicha universidad en un comunicado, el profesor Yoram Barak, de la Escuela de Medicina Saclker de la Universidad de Tel Aviv, intenta encontrar el gen de la felicidad, que sería responsable en un 50% del grado de optimismo humano. 

Investigando con gemelos 

En colaboración con investigadores del mayor hospital de Israel, el Chaim Sheba Medical, en Tel Hashomer, Barak trata de encontrar los genes específicos asociados a la felicidad. 

Según él, los primeros resultados de esta investigación señalan que podrán identificarse estos genes. “Si algo es genético, debe observarse una gran coincidencia entre gemelos (que comparten la información genética). Los estudios con gemelos que estamos analizando muestran que el 50% de la felicidad de los individuos viene genéticamente determinada”. 

Los descubrimientos realizados hasta ahora por el científico y sus colaboradores han aparecido recientemente publicados en un artículo de la revista especializada Expert Review of Neurotherapeutics

En él, los investigadores explican que la felicidad es un estado emocional en el que abundan los sentimientos positivos y la satisfacción vital. Pero la importancia de este estado no sólo es que nos aporta bienestar, sino que también influye en nuestra salud. 
Ingenieros de la felicidad 

Por ejemplo, señalan los científicos, para los individuos que sufren enfermedades neurológicas, la felicidad es importante porque puede disminuir las consecuencias negativas de un daño en el tejido neuronal. 

Por otro lado, en diversos estudios se ha relacionado la felicidad con la salud y el éxito en muchas áreas de la vida, incluyendo el rendimiento laboral, los logros deportivos o las relaciones sociales. 

De ahí la importancia de tratar de encontrar el origen de la felicidad humana. Según Barak, aún estamos muy lejos de ser capaces de diseñar genéticamente la felicidad. Pero, desde ahora, hay que empezar a pensar positivamente.

También psicología positiva 

La otra línea de investigación abierta por Barak y su equipo está basada en la llamada psicología positiva que, según el científico, es “el área de la psicología que más rápido está creciendo en los Estados Unidos y en el mundo”. 

Esta rama estudia las bases del bienestar psicológico y de la felicidad, así como de las fortalezas y virtudes humanas, contraponiéndose así al estudio de los aspectos negativos y patológicos del ser humano, característico de la psicología. 

Aspectos positivos de nuestra mente, como la creatividad, la inteligencia emocional, el humor, la sabiduría, la felicidad o la resiliencia son los objetos de investigación de la psicología positiva, término acuñado por el profesor Martin Seligman, de la Universidad de Pennsylvania y antiguo Director de la Asociación Americana de Psicología, a finales de los años 90 del siglo pasado. 

La aplicación de la psicología positiva permitiría propiciar ese 50% de la felicidad que no es genética en el ser humano. Barak trabaja con ella en talleres, los más recientes realizados con 120 participantes de la Sociedad de Esclerosis Múltiple de Israel

Según la Universidad de Tel Aviv, los primeros resultados obtenidos de estos talleres indican que la psicología positiva mejoró los niveles de felicidad de los participantes en un 30%. 

Este trabajo, según Barak, busca desarrollar “intervenciones y prácticas orientadas a investigar las aplicaciones de la psicología a la medicina”. El estudio de los efectos físicos derivados del estado mental de pacientes con trastornos neurológicos es un intento de tender puentes entre la psicología y la medicina clínica. 

Los beneficios psicológicos de los programas de psicología positiva van acompañados por beneficios físicos. El científico afirma que “hemos sido capaces de elevar los niveles de felicidad de estos pacientes, y también hemos podido demostrar que este hecho ha provocado una estabilización en su trastorno neurológico”. 

Por tanto, la psicología positiva podría añadirse a los tratamientos ordinarios, y también aplicarse para mejorar la vida de cualquier persona sana. 

Genes y felicidad 

Volviendo al tema de la genética de la felicidad, éste ha ocupado a diversos investigadores en los últimos tiempos. 

En la revista New Scientist, se publicó el pasado mes de febrero un artículo sobre las investigaciones de un equipo de científicos de la Universidad de Essex, en el Reino Unido, que había descubierto que, entre las personas estudiadas, aquéllas que habían heredado dos copias de la variante “larga” del gen 5-HTLPReran más optimistas. 

Los individuos con este gen, que es el encargado de transportar un neurotransmisor llamado serotonina, tendían por naturaleza más que otras personas a evitar las imágenes negativas, prefiriendo más las positivas de un conjunto de imágenes mostradas durante las pruebas, que fueron realizadas con un total de 97 voluntarios. 

Estudios previos habían revelado, por el contrario, una tendencia a la negatividad y a la ansiedad entre individuos con al menos una variante corta de este mismo gen. En la revista especializada Proceedings of the Royal Society B los investigadores de la Universidad de Essex detallaron los resultados de sus investigaciones. 

Por otro lado, científicos de la Universidad de Edimburgo publicaban en 2008 los resultados de una investigación realizada con 900 parejas de gemelos y de mellizos, que demostró que la herencia genética es la responsable, en gran medida, de la felicidad de las personas.

Qué pasa cuándo nos enfadamos?

Ante la ira, aumenta la frecuencia cardiaca, la tensión arterial y la producción de testosterona, disminuye el cortisol (la hormona del estrés), y el hemisferio izquierdo del cerebro se activa más. Así lo indica una nueva investigación liderada por científicos de la Universidad de Valencia (UV) que analiza los cambios en la respuesta cardiovascular, hormonal y de activación asimétrica del cerebro cuando nos enfadamos.



“La inducción de emociones genera profundos cambios en el sistema nervioso autónomo, que controla la respuesta cardiovascular, y también en el sistema endocrino. Además, se producen cambios en la actividad cerebral, sobre todo en los lóbulos frontales y temporales”, explica a SINC Neus Herrero, autora principal del trabajo e investigadora de la UV. 

Los investigadores indujeron ira en 30 hombres mediante la versión adaptada al español del procedimiento “Anger Induction” (AI), formado por 50 frases en primera persona que reflejan situaciones cotidianas que provocan enfado. Antes e inmediatamente después de la inducción de ira midieron la frecuencia cardiaca y la tensión arterial, los niveles de testosterona y cortisol, la activación asimétrica del cerebro (utilizando la técnica de la escucha dicótica), el estado de ánimo general y la experiencia subjetiva de la emoción de ira. 

Los resultados, publicados en la revista Hormones and Behavior, revelan que la ira provoca profundos cambios en el estado de ánimo de los sujetos (“se sintieron enfadados y con un estado de ánimo más negativo”) y en diferentes parámetros psicobiológicos. La frecuencia cardiaca, la tensión arterial y la testosterona aumentan, pero el cortisol disminuye. 

Asimetrías de la actividad cerebral 

No obstante, “al centrarnos en la actividad cerebral asimétrica del lóbulo frontal que se produce cuando experimentamos emociones, existen dos modelos que entran en contradicción en el caso de la ira”, subraya la investigadora. 

El primer modelo, ‘de valencia emocional’, propone que la región frontal izquierda del cerebro está implicada en la experiencia de emociones positivas, mientras que la derecha está más relacionada con las emociones negativas. 

El segundo modelo, ‘de dirección motivacional’, expone que la región frontal izquierda está implicada en la experiencia de emociones relacionadas con el acercamiento, mientras que la derecha se asocia con las emociones que provocan la retirada. 

Las emociones positivas, como la felicidad, suelen asociarse a una motivación de acercamiento, y las negativas, como el miedo o la tristeza, se caracterizan por una motivación de retirada. 

Sin embargo, no todas las emociones se comportan de acuerdo a esta relación. “El caso de la ira es especial porque se experimenta como negativa pero, a menudo, evoca una motivación de acercamiento”, puntualiza la experta. 

“Ante la experiencia de ira, hemos observado en nuestro estudio un aumento de la ventaja del oído derecho, que indica una mayor activación del hemisferio izquierdo, lo que apoya el modelo de dirección motivacional”, apunta Herrero. En otras palabras, cuando nos enfadamos, nuestra respuesta cerebral asimétrica está mediada por la motivación de acercamiento al estímulo que nos provoca la ira y no tanto por el hecho de considerar este estímulo como negativo: “Normalmente cuando nos enfadamos mostramos una tendencia natural a acercarnos a aquello que nos provoca ira para tratar de eliminarlo”, concluye. 

Cada emoción es única 

Este es el primer estudio sobre emociones en general y sobre ira en particular que examina en una misma investigación todos estos parámetros psicobiológicos diferentes (respuesta cardiovascular, hormonal y activación asimétrica del cerebro) para estudiar los cambios provocados por la inducción de ira. Además los resultados del estudio van en la misma línea de investigaciones previas y defienden lo ya apuntado por Darwin: que las emociones, en este caso la ira, se acompañan de patrones (psicobiológicos) únicos y específicos para cada emoción.

Demostrada la existencia de la inteligencia colectiva

a cooperación eficiente depende del tipo de interacción grupal y del número de mujeres en cada equipo


La inteligencia colectiva existe, señala un estudio realizado por científicos del MIT. La capacidad de trabajar en grupo de manera eficiente depende, según los investigadores, de la dinámica de funcionamiento del grupo. Esta dinámica, a su vez, estaría en función de la “sensibilidad social” de los miembros de cada equipo, entendida como tal la capacidad de ser flexibles en la asignación de ocupaciones y de hacer partícipes a todos los miembros en la resolución de los desafíos. En la investigación se reveló, asimismo, que la presencia de mujeres en los grupos resulta fundamental para que se dé un rendimiento colectivo óptimo. Por Yaiza Martínez.



Fuente: Christine Daniloff. MIT.
Fuente: Christine Daniloff. MIT.
El todo puede ser mayor que la suma de sus partes en lo que a inteligencia se refiere, revela un estudio realizado por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), en Estados Unidos. 

En la investigación, los científicos lograron demostrar que existe una inteligencia colectiva en grupos de personas que cooperan bien juntas, y que dicha inteligencia supera las capacidades cognitivas individuales de cada miembro de esos grupos. 

Por otro lado, el estudio también constató que la tendencia a cooperar eficientemente está relacionada con el número de mujeres presentes en cada grupo de trabajo. 

Medición de la inteligencia grupal 

Hasta ahora, numerosos especialistas habían sostenido que la capacidad de los individuos de rendir en diversas tareas cognitivas demostraba la existencia de un nivel de inteligencia individual mensurable. 

Según publica el MIT en un comunicado, los investigadores de dicho Instituto aplicaron este mismo principio de medición de las capacidades intelectuales a pequeños equipos de personas. 

Así, descubrieron que si los equipos presentaban el tipo adecuado de dinámica o funcionamiento interno, podían desempeñar bien una amplia gama de asignaciones. Este descubrimiento tendría potenciales aplicaciones en empresas y otras organizaciones, señalan los investigadores. 

Thomas W. Malone, co-autor de la investigación y profesor de gestión en la Sloan School of Managementdel MIT, afirma que lo que se ha descubierto es que existe una eficiencia general, una inteligencia colectiva grupal, a partir de la que se puede predecir el rendimiento del grupo en situaciones diversas. 

Dicha efectividad depende de la capacidad de trabajar en grupo que presente cada equipo. 

Importancia de la sensibilidad social 

Concretamente, serían aquellos grupos de personas que presentan altos niveles de “sensibilidad social” los más inteligentes como colectivo. Como sensibilidad social entienden los investigadores la buena disposición para ser flexibles en la asignación de ocupaciones y para que los todos los miembros del equipo puedan aplicar sus habilidades a cualquier desafío presentado.

Según Malone, “la sensibilidad social estaría relacionada con la capacidad de los miembros del grupo para percibir las emociones del resto de los miembros. En los grupos donde una persona es más dominante que las demás, la inteligencia colectiva es menor que en aquellos equipos donde los turnos de conversación están mejor distribuidos”. 

Por otro lado, los grupos sometidos al estudio que contaron con un mayor número de mujeres demostraron tener una mayor sensibilidad social y, en consecuencia, una mayor inteligencia colectiva, en comparación con los grupos que contuvieron menos mujeres. 

Resultados obtenidos 

Para llegar a todas estas conclusiones, los investigadores realizaron dos estudios que consistieron en organizar a 699 personas en grupos de entre dos y cinco individuos para que realizaran tareas diversas: desde resolver puzzles hasta llevar a cabo negociaciones, tormentas de ideas o juegos. 

Para registrar las interacciones de los participantes, los científicos equiparon a éstos con distintivos electrónicos portátiles diseñados por especialistas del Media Lab www.media.mit.edu/ del MIT. Estos dispositivos proporcionaron registros completos de los patrones de conversación de los grupos, revelando la tendencia de éstos a seguir turnos. 

El análisis de todos los datos obtenidos reveló, en primer lugar, que el grado de inteligencia colectiva de los equipos supuso entre un 30 y un 40% de diferencia en la capacidad de rendimiento de éstos. 

Por otra parte, los investigadores descubrieron que la eficiencia de los grupos no dependió de las habilidades individuales de sus miembros. Para determinar este punto, muchos de los participantes también realizaron tareas similares a las asignadas a los grupos, pero por separado. Su media de inteligencia individual no predijo de manera significativa la eficacia de los equipos a los que pertenecían. 

Por último, los datos revelaron que el nivel de inteligencia colectiva era equivalente a la proporción de mujeres en cada equipo. Según los investigadores, esto no significa que no haya hombres con habilidades sociales superiores a algunas mujeres sino que, simplemente, las personas con mejores habilidades sociales son las que ayudan a aumentar el rendimiento grupal. 

Aplicación en organizaciones 

Los investigadores creen que los resultados obtenidos podrían aplicarse a muchos tipos de organizaciones y que sería muy interesante realizar pruebas para predecir cómo funcionarán ciertos equipos frente a los problemas que se puedan presentar en dichas organizaciones. 

Además, según Malone, la investigación demuestra también que sería posible aumentar la inteligencia de los grupos de trabajo, bien cambiando a algunos miembros bien enseñando a los equipos la mejor manera de interactuar.

Los demás condicionan nuestras emociones

Brian Parkinson, psicólogo social
Cuando pensamos en emociones, creemos que son sólo una cuestión personal. Pero las últimas investigaciones demuestran la enorme importancia de las relaciones sociales para las emociones. Basta pensar en lo que sucede en un campo de fútbol y en cómo el comportamiento de los demás contamina la forma en que expresamos nuestra emoción cuando se produce un gol.
Fecha de la entrevista: 2007-09-20
Lugar de la entrevista: U. de Oxford
  • Perfil académico de Brian Parkinson en la web de la U. de Oxford.
  • En el futuro habrá ordenadores tan complejos que se les tratará como a personas,entrevista a Brian Parkinson publicada por el diario ABC (link alternativo).
Brian Parkinson tiene un interés especial en descubrir la relación entre las emociones básicas del ser humano y lo que se llama la “inteligencia social”, la capacidad de relacionarnos con otras personas. De su mano, descubrimos cómo se contagian las emociones en un grupo o cómo validamos nuestros propios sentimientos en relación con los demás.

Clip de la entrevista entre Punset y Parkinson.
Eduard Punset:
Al hablar de las emociones, dices que hay que tener en cuenta que las interrelaciones con los demás, con los grupos, son muy importantes. ¿Qué quieres decir exactamente?
Brian Parkinson:
A menudo, imaginamos que las emociones sobrevienen de repente y que son el resultado de interpretaciones muy personales de lo que nos sucede. Pero si consideramos nuestras experiencias emocionales cotidianas, resulta evidente en primer lugar, que en su mayoría tienen que ver con otras personas. Por ejemplo, nos disgustamos cuando alguien dice algo que nos ofende. Pero nos olvidamos que estas evaluaciones e interpretaciones que hacemos mediante las emociones están condicionadas por lo que los demás sienten y piensan. Todas las expresiones faciales y conductas no verbales influyen también en nuestras propias emociones. Por tanto, si nos centramos exclusivamente en los aspectos individuales de las emociones, nos perderemos una parte enorme de información.
EP:
Y no sólo se trata de la imaginación. Pensemos por ejemplo en las personas que padecen depresión. ¿Qué sucede con estas personas? Sus emociones dependen realmente de cómo se comporten los demás hacia ellos, ¿verdad?
BP:
Creo que sí, por lo menos en algunos casos de depresión en los que me parece muy aplicable una teoría interpersonal de la depresión desarrollada por James Coyne, en los Estados Unidos. En líneas generales, Coyne dice que la expresión de la depresión tiene como objetivo que los demás te consuelen y te brinden algún tipo de apoyo. Pero si las expresiones que buscan el consuelo se prolongan demasiado y se vuelven demasiado intensas, entonces los demás sufren una especie de fatiga de compasión y no pueden seguir consolándote si eso no mejora nada la situación.
EP:
Se hartan.
BP:
El problema es cómo reacciona la persona deprimida ante este abandono  aparente de las personas más cercanas. Muchas veces, lo que hace la persona deprimida es intensificar sus quejas como una especie de intento desesperado de restablecer el consuelo de los demás en lugar de reconocer que se ha quejado mucho últimamente. Y lo único que consigue es que los demás se aparten todavía más.
EP:
¿Hay alguna manera de revertirlo?
BP:
Puede ayudar que la persona deprimida se someta a terapia cognitiva en la que el terapeuta se centre en las interpretaciones de cómo responden los demás y en hacerle notar que las personas no la rechazan en realidad. Esto puede generar un cambio de actitud en su manera de responder a los demás que, a su vez, detiene la depresión. Pero el motivo por el que alguien deprimido cree que los demás le rechazan es porque los demás hasta cierto punto sí que le rechazan cuando está deprimido, cuando se queja demasiado.

 
(Imagen: Smartplanet)
¿Culturales o universales?
EP:
Ha habido un debate durante años en tu profesión sobre las emociones. Unos decían que las emociones son universales y que todo el mundo las expresa de la misma manera, mientras que otros afirmaban que existen dialectos emocionales.
BP:
Creo que los psicólogos se han preocupado demasiado sobre este tema. Hay una respuesta sencilla a la pregunta de si las emociones son universales o culturales: algunas partes de las emociones son universales, y algunas partes son culturales, pero ambas cosas están ligadas. La cultura ha surgido como consecuencia de una predisposición biológica y de la tendencia de relacionarse con los demás de una manera concreta. Y la biología, que funciona a través de la selección natural y de la evolución, recurre a aquello que ya existe en el entorno social.
EP:
¿Por ejemplo?
BP:
Se suele discutir si los niños experimentan cierto tipo de emociones gracias a la socialización o bien si están preprogramados biológicamente para sentir estas emociones. Se podría argumentar que, incluso si la influencia de la aportación de los padres es muy grande en este sentido, la manera en la que los padres responden a los niños también está determinada hasta cierto punto por su estructura biológica. La biología y la cultura están tan inextricablemente unidas, que no tiene demasiado sentido hablar de ellas por separado.
EP:
Hubo un estudio que demuestra cómo las expresiones de las emociones cambian según la cultura.
BP:
Fue un experimento famoso realizado por Wallace Friesen y presentado por Paul Ekman, a principios de la década de 1970. Este estudio ofrece una demostración de que los estudiantes japoneses tienen una manera diferente de expresar sus emociones que los estudiantes estadounidenses.

 
(Imagen: Smartplanet)
EP:
En el experimento, se les mostraba a los estudiantes una película desagradable, ¿verdad?
BP:
Exacto. Se les mostró una película con imágenes de operaciones médica que inspiraban asco y repugnancia a la gente. En la primera fase del experimento, tanto los estudiantes japoneses como los estadounidenses vieron estas películas individualmente mientras se grababan sus expresiones faciales. En esa fase, no hubo diferencias demasiado grandes entre ambas culturas y todos reaccionaron de un modo bastante parecido a las imágenes. Pero, en una fase posterior, se les volvió a mostrar la película mientras un experimentador entrevistaba a los estudiantes grabando nuevamente sus expresiones faciales. En ese entonces, las expresiones de los estudiantes japoneses y estadounidenses fueron muy distintas.
EP:
Debido a la presencia del entrevistador…
BP:
La interpretación habitual es que las emociones experimentadas en ambos grupos son idénticas, pero los estudiantes estadounidenses se sienten libres para exteriorizar sus sentimientos reales, mientras que los japoneses ocultan su verdadera sensación de repugnancia porque, debido a su cultura, se les ha enseñado a no mostrar emociones negativas delante de una autoridad ocultándolas con expresiones más positivas.
EP:
Exacto.
BP:
Sin embargo, hay otras interpretaciones posibles a lo que sucedió en este experimento. Alan Fridlund, que tiene una visión alternativa de cómo funciona la expresión facial, sostiene que lo que en realidad sucede es que el contexto social es diferente para estos dos grupos de participantes. Los estudiantes no sólo reaccionaron a la película sino también al entrevistador. Y puede que los japoneses, por motivos de cortesía, hayan prestado más atención al entrevistador que al contenido emocional de la película y por eso hayan mostrado interés y sonreído educadamente al entrevistador; mientras que los estudiantes estadounidenses no hayan tenido ningún problema con seguir concentrándose en la película y expresar sus emociones.
Diferentes palabras, mismas emociones
BP:
Es evidente que existen diferencias interculturales en el lenguaje de las emociones. Algunas culturas tienen palabras para expresar emociones que carecen de una traducción directa a otras lenguas. Por ejemplo, los japoneses dicen “amae” para nombrar una emoción que significa una especie de entrega infantil a alguien que nos cuida. Podemos entender cómo debe de ser ese sentimiento por más que no tengamos una palabra para expresarlo. El hecho de que un idioma preste suficiente atención a una emoción para codificarlo en la lengua debe significar que se trata de una emoción especialmente importante en esa cultura, lo que probablemente implique que reconocen esa emoción más a menudo que en otras culturas. Pero eso no implica que las personas de sociedades distintas no tengan las mismas experiencias individuales. Sólo se trata de su manera de responder a dichas experiencias.
EP:
La expresión de la tristeza es un ejemplo claro de lo que acabas de explicar, ¿verdad? En algunas culturas no tienden a ocultar esta emoción sino a transformarla en algo divertido.
BP:
En Tahití, se hizo un estudio antropológico muy importante que muestra que allí, la postura ante la tristeza es totalmente distinta. Esto tiene varias explicaciones. Puede ser que esa sociedad esté organizada de tal manera que no haya tantas ocasiones para la tristeza como en nuestra cultura, aunque no creo que eso lo explique totalmente. Otra posibilidad es que estas personas hayan aprendido otra forma de responder a las situaciones tristes, transformándolas en otro tipo de emoción, en otras maneras enfrentarse a lo que sucede.

 
El jardín de los conceptos exóticos.
EP:
En el mundo occidental, seguimos tendiendo a contraponer la emoción con la racionalidad. ¿Hemos avanzado algo en este debate?
BP:
Dentro de la psicología de las emociones, ha habido una especie de regreso a la idea de que las emociones pueden considerarse como reacciones razonables y funcionales, que cumplen un objetivo muy racional. Muchas emociones surgen cuando las representaciones convencionales sobre cómo abordar una situación se rompen, cuando hay dos personas con dos posturas que no encajan. Y ciertos problemas en nuestra sociedad no tienen una solución lógica y racional. Cuando tenemos dos perspectivas irreconciliables, este tipo de situación siempre generará algún tipo de reacción emocional. Creo que las emociones son justamente un intento de reajustar perspectivas que no acaban de encajar, para las cuales no existe una manera lógica de llegar a una síntesis. Esto sucede incluso con las emociones positivas como el orgullo. Esta emoción consiste en decir: “merezco que se me reconozca el mérito, así que debes ajustar tu actitud hacia mí para tener en cuenta que he conseguido este éxito concreto”. Es una manera de reajustar relaciones para reconocer un cambio de estatus y esto no es algo que tenga una base lógica absolutamente racional.